jueves, 5 de mayo de 2016

Los 90 minutos más esperados por los hinchas cruzados




Seis años tuvieron que pasar para que el hincha cruzado, aquel que ha sido el blanco de las burlas, pudiera gritar nuevamente “campeón”, que al igual que en 2010, festejó en su casa, en San Carlos de Apoquindo.

Más de 12 mil almas eran testigo del partido que jugaban Universidad Católica y Audax Italiano. Al mismo tiempo, en Rancagua, O’higgins y Universidad de Concepción, lo que mantenía con muchas ansias a todos, ya que si ganaban los locales eran campeones del fútbol chileno. Los cruzados tenían que ganar y esperar a que el Capo de Provincia cayera para levantar la copa.

El ambiente en San Carlos de Apoquindo era de nervios y no había hincha que no se comiera las uñas. Muchos con los audífonos en el oído también pendientes de lo que pasaba en Rancagua; otros preferían enfocarse en lo que pasaba ahí mismo. Todos sabían que Católica no dependía de sí mismo, lo que podría nuevamente causar el ‘bullyng’ clásico que se han ganado porque su equipo ha salido segundo o simplemente en los momentos decisivos han tendido a decepcionar.

Entre los asistentes, estaban íconos del club como Arturo Norambuena, Mario Lepe y Juvenal Olmos, hombres que fueron campeones con Católica en épocas diferentes, pero aún así observaban junto a todos quienes también cantaban y alentaban, pero lamentablemente, en los primeros minutos, la suerte diría lo contrario: Audax abriría la cuenta y el estadio se fue abajo por varios minutos. Independiente si O’higgins perdía –como lo estaba haciendo en ese momento- no les servía ese resultado, tenían que ganar. El DT de la Franja, Mario Salas, seguía apoyando a sus jugadores para que corrieran cada vez más. Recordar que el “Comandante” había perdido tres veces antes una definición de último momento, lo que le podría traer consecuencias negativas en caso de perder.

Pasaban los minutos y el primer tiempo. La gente en el estadio fue a comprar el clásico sándwich del entretiempo y otros fueron por un café. Ese día estaba nublado, pero frío no hacía entre la fanaticada que se frotaba las manos de ansiedad.

Ya en el segundo tiempo y con la mejore del equipo, el hincha volvió a despertar por completo, sobre todo con el gol que marcó David Llanos y que le permitía seguir vivos. O’higgins seguía perdiendo y estaban a un solo gol de lograr lo imposible. A mitad de semana habían perdido ante San Luis de Quillota, lo que no les permitía depende de sí mismos.

Entre hinchas se preguntaban cómo iba el partido en Rancagua, lo mismo en la banca cruzada, que con un celular veían el partido y le iba diciendo lo que pasaba a Salas. Había una oportunidad más, la última que les quedaba para ganar el campeonato y quedaban solo 15 minutos.

Ya en los últimos instantes, José Pedro Fuenzalida coloca el 2-1 hace explotar al estadio. La gente comenzaba a llorar y a entusiasmarse, era real todo lo que estaba pasando y tenían la posibilidad de ser campeones nuevamente. La banca salió por completa a la cancha pero al mismo tiempo con la incertidumbre de que aún quedaban minutos por jugar.

Final del encuentro y las 12 mil almas se dividían entre los que se sintieron campeones y entre los que ahogaron el grito porque aún quedaban dos minutos en el Teniente de Rancagua. Todos pendiente de alguna radio pero nada se escuchaba con los gritos, hasta que se confirmó que el partido también terminó y ahora sí había razones para celebrar.

La gente estaba con llantos y caras llenas de felicidad. Por su parte, el plantel se abrazaba y cantaban junto con la hinchada, hasta que llegó el momento más preciado, cuando se reúnen entre todos, ya con sus medallas colgando en el cuello y comienzan los momentos previos a levantar la copa. ¿Quién la toma? Cristián Martínez, el último ídolo cruzado y que es quien más merecía este título según palabras de él. “Para mi mamá, para mi papá, para mis hijos, para los cruzados”, y comenzó la fiesta.

Acá un recuento de los 11 títulos locales de Universidad Católica:






No hay comentarios:

Publicar un comentario